EL RECOMENDADO.
Subí a al gloria por recomendación
pronto descubrieron mi mentira;
los santos al instante vieron
mi desvergüenza e hipocresía.
Fui juzgado por mis actos
que cometí en mi alegre vida:
en el libro de conciencias
la verdad estaba escrita.
Me pesaron en la balanza,
desnudando allí mi alma,
los pecados que tanto pesan
inclinaron el platillo hasta el alba.
Recorrí los largos pasillos,
buscando a alguien que me conociera,
pero los recomendados están mal vistos
y no reconocen clientela.
De nada me valió intentar ser perdonado.
La Leyes son estrictas
y hay que penar los pecados.
Si conoces estas justas Leyes
y de ellas no haces caso por omisión,
pagarás por ello a tu muerte
y purgarás por la razón.
Hoy aun siendo español,
-famosos por sus recomendaciones-,
no me ha servido de nada.
Se me reconocerán mis bondades y si son
suficientes
entraré en el reino del SEÑOR.
JUMECO
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