miércoles, 28 de noviembre de 2018

AQUELLA NAVIDAD

                                                      AQUELLA NAVIDAD
AQUELLA NAVIDAD                          

                                          

Aquella navidad…De niño yo aprendí, que el amor no siempre se siente, no siempre se aprende. A veces al ser uno repudiado por tus ideales, hace que nazca en ti el amor que hasta entonces desconocías, que no sentías y que en ese momento se abrió como una grana con la ayuda de aquel niño Jesús que te hizo ver la luz del bien para con tus congéneres.

Desde entonces, de aquel día, -que como tradición contemplé aquel Belén-, vi en los chispeantes ojos de aquel Niño mi alma inocua, sin vida, sin sentimientos, aborrecida por el mundo y entonces comprendí que yo tendría  que sumarme a los predicadores del bien y de esta forma liberar el mundo del pecado, como a mi alma también.

El final es lo más bonito de nuestra existencia. Vives, pecas, tienes arrepentimientos y la última etapa es la más excitante. La carrera de toda una vida la resumes en el último suspiro, que es el que salvará el alma de todas tus creencias.

Este es un milagro más de las Navidades.

La representación del niño Dios en estas fechas es lo que hace que tú abras el baúl de los pecados cometidos durante el año y, que nunca te has propuesto hacer un acto de contrición para su arrepentimiento, por vergüenza, de ver lo que se dimana de ellos.

No lo eches en saco roto que se pierda entre las brumas, piensa que es un deber que debes de cumplir como creyente y que lo tienes apuntado en el libro de oro, en el cual van asentados todos los actos del bien y del mal que hayas cometido y, que Dios te dará cuenta de ellos para premiarte o castigarte siempre con la benevolencia del que es autor.
Medita y te arrepentirás.
                                                                   JUMECO                                                                   

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