Amor, suplicio, muerte; corre en pos
de fuga engendrando suplicio al amor que trae la muerte.
No hay dos estrellas iguales en el
firmamento; todas brillan con intensidad variable.
Todas se alinean a su capricho
formando constelaciones que se reconocen desiguales.
Los hombres las queremos imitar,
pero, tenemos el gran defecto de sobrevolar a nuestras posibilidades.
No vemos el peligro, ni auguramos
sus graves consecuencias. La vida nos enseña mucho, pero no lo suficiente como
para prever el final de nuestro éxito o fracaso. Las gentes critican y juzgan a
medio mundo y, el otro medio discrepa o no se da por aludido.
Del amor nace el coraje, la
benevolencia, la estupidez, la ceguera, la esclavitud voluntaria, la sumisión,
el egoísmo, la insatisfacción, la insolvencia, y un sin fin de actitudes que tú
has criticado y prejuzgado que no harías jamás.
El amor hacia la otra persona es sin
más la felicidad o la desgracia de haberla conocido. Tenemos miles de ejemplos
de consecuencias que se han hecho por amor: Morir por amor de Cristo. Suicidios
por amor no correspondido. Morir ayudado de la droga por la seducción y apoyo
de un amor incomprendido y, cuando te has metido en ese callejón sin salida,
entonces… entonces imploras a la muerte que con su larga guadaña.
Acabe en ti el sufrimiento.
JUMECO
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