sábado, 1 de julio de 2017


Creo recordar… que en el mes de junio del año 2015, fuimos a casa de nuestra hija que vive en Soto de la Vega provincia de León para ver y echar una mano del desastre que hizo en la casa su ex -marido y ya en el mes de octubre mi esposa comenzó a encontrarse mal, con dolores en el  vientre y estomago, muy estreñida y en una palabra, mal. 
Por esa  razón nos vinimos para nuestra casa en Madrid y comenzamos las consultas con el médico de cabecera que teníamos entonces asignado, Doña Margarita poco afable y con gran descaro para los mayores, que cuando veía la cosa difícil pronto nos mandaba a  urgencias del hospital, pero esta vez sí acertó pues empezaron las pruebas y la ingresaron dando por resultado que era cáncer, un quiste pegado al páncreas y maligno según todos los  pronósticos. Ahí saltó la alarma lógica para toda la familia. Una vez asegurándose que el resultado de las pruebas eran positiva mente, la dieron el alta de hospital y pasaron a la sección de especialidad de los Oncólogos. Comenzaron las sesiones semanales después de muchos análisis de Quimioterapia durante bastantes semanas, tres seguidas  y una de descanso, analíticas continuas, después cambiaron a radio terapia, 28 sesiones, esta prueba se vio que era la definitiva para ver si se podía destruir el quiste del cáncer y, dio negativo, los malestares aumentaban y también las molestias y ya pasando un año aproximadamente decidieron mandarla para casa pues en el hospital ya no se podía hacer nada. Y llegó el nuevo año 2017.
Aquí en casa estuvo tratada por los médicos paliativos, con visitas y tratamiento de dos o tres días por semana, con un buen trato, muy humano y sin prisas, así durante unos meses, cambiándola de fármacos cada vez que ella sentía dolores, se trató de evitar  eso precisamente, que no  tuviese dolores y que descansase lo más posible. La decisión de venir a nuestra  casa la tomó ella cuando ya la dijo la doctora Calvo -que la trataba- que no tenía solución, que aun no se había descubierto el fármaco que curase el cáncer. Eso la convenció y decidió volver a casa para tener los cuidados de su familia, totalmente convencida de que ese sería su final de vida.
Ahí estuvo peleando contra los dolores, los vómitos, el no descansar, pero yo siempre a su lado día y noche; cuando teníamos alguna ayuda de mis hijos, yo podía salir a comprar comida u otras necesidades obligadas para seguir existiendo y, cuando me veía apurado y sólo llamábamos alguna amiga para que se quedase con ella por si necesitaba ayuda o llamar a urgencias y así transcurrieron unos meses que hasta el 18 de marzo mi hija la convenció de llevarla a su casa en Soto de la Vega,  -provincia de León- que allí se encontraría mejor, la sacaría todos los días que hiciese buena temperatura a la huerta. La forma era que yo ya no tenía vehículo  para llevarla se los había ya regalado a mi hija que la hacían falta. Estando hablando con un amigo nuestro Ramón, me dice: ¡oye déjame que quiero  hablar con Ramón. Oye ¿ tú puedes llevarme a casa de mi hija en tu coche nuevo?  Y él -que ya está jubilado anticipadamente la dice-: si mujer, cuando usted quiera. Dicho y hecho, el sábado 18 de marzo como ya he dicho se presentó en la puerta de nuestra casa a la hora prevista y  a la 1 del mediodía ya estaban en el pueblo. Yo sabía que ya no volvería, pues estaba ya muy malita dicho por los doctores y que esto la llevaría a su final, no la quise quitar la intención ya que sería el último capricho que me pedía. Yo no pude ir por tener que resolver asuntos de comunidad y rentas mías que requerían mi atención, aparte que lo único que iba hacer en algunos casos era estorbar, pues mi hija es muy impulsiva y todo lo quiere llevar a su manera como se da este caso, sin tener en cuenta que me debe un respeto como su padre que soy.
A los 14 días ya viendo que la salud iba empeorando según  me informaba por teléfono , lo hablé con Julen, mi hijo mayor y el domingo día 2 de abril y en su furgoneta nos fuimos a verla a Soto de la Vega que hay 315 kilómetros. Cuando llegamos ya no nos conoció, nos miraba, pero no nos veía, no hablaba, ya no podía comer, sólo con los cuidados de los médicos paliativos de la zona. También se presentó Javi nuestro hijo pequeño y así estuvimos contemplándola (porque otra cosa no se podía hacer) por turnos de día, y de noche se quedaban mi hija y mi nieta María y el viernes estando yo sólo con ella en la cabecera de la cama (que nosotros llevamos articulada y eléctrica para cambiar posiciones para su posible comodidad) de una respiración forzada cambió a respirar normal como cualquier persona sana y sin tan siquiera dar un suspiro dejó de respirar, se quedó mirando a la ventana hacia el cielo -que seguro que ya no lo veía-, pero ello la impulsó hacia el firmamento dejando así este mundo y a sus seres queridos, a mí, que soy el que más la quería, el que convivió con ella desde el 10 de octubre del año 1959, el hombre que más la amaba, su compañero, el  padre de sus hijos, el que la va a llorar mientras viva, al que ha hecho que cambie su vida, el que no llevó alianza en el dedo por su trabajo, y ahora lleva dos el suyo y el de su esposa, para que vea el mundo que en él existió una mujer que amó con todas su fuerzas.
A partir de ese momento, se llamó a la doctora para que certificase la defunción y se avisó a la compañía de la funeraria y ella ya se encargó de llevarse el cadáver a León para prepararla y vestirla con su traje nuevo ( como ella dijo con humor: ¡Para que no lo estrene la otra! como fue su decisión y así  se hizo.  Quería tener buen aspecto para dar su último adiós a sus paisanos,  a sus gentes, en su pueblo, en su lugar de nacimiento, nació hace 82 años, el 24 de noviembre del año 2017
JUMECO
Dejó dicho -y así se hizo- que la enterrasen en la misma tumba de sus padres -y los restos de ellos fueron metidos en una caja de acero inoxidable junto con el féretro- y yo la di el último adiós en voz alta en medio de un silencio sepulcral ante los presentes, con un poema que después extendí haciendo copias para toda la familia y a nuestros amigos que decía así:
DIOS TE LLEVÓ
                                        


Dios te llevo


EL ÚLTIMO ADIÓS EN EL ENTIERRO DE MI ESPOSA


Dios te llevó
pero en mi corazón
te llevaré mientras viva.
***
De la mano fuimos durante 57 años.
Ahora.
¿Qué mano me ayudará
para seguir caminando?
***
La pesada cruz que llevó Jesucristo
me la has dejado mientras viva.
***
Se perturbarán mis ojos
cuando te vea entre nubes
de mis recuerdos.
***
No habrá sol en mi alma
si no siento el aliento de tu amor.
***
Te fuiste para no volver
y aquí me dejaste  con la pena mía.
***
Cómo contaba las horas
que entre mis brazos tú dormías,
sin saber que pronto
me dejarías.
Mi  fiel Compañera***
Adiós esposa,
jamás te olvidaré
por muchos años que viva.
Descansa en paz
***
JUMECO
JUulián  MEsonero COrredera

Touro 9 de abril de 2017              

SE ALZA EL TELÓN.




                             SE  ALZA EL TELÓN

Se alza el telón.


Y se ve el fondo

de los sentimientos;

la capacidad de las

actitudes, el furor

de los pensamientos,

la calidad del tejido

que envuelve su ser.


Se baja el telón.


Se ven los resultados

de una vida sosegada.

O, un tanto alterada

llena de remordimientos,

acusando al indigno,

al insolente,

al que nada culpa tiene

y tú le señalas para eximir

la tuya y verte libre de ella.


No quieres

reconocer tus fallos,

tu inestabilidad,

tus malas actitudes.


No todo lo que aparenta

es sólido,

ni todo lo que reluce

es oro.


                JUMECO