miércoles, 28 de noviembre de 2018

A VECES LA TRISTEZA




                                                         
                        A VECES LA TRISTEZA

A veces (no muchas), la tristeza nos trae felicidad. Sólo tienes que mirar a tu alrededor. Ves a un niño aún imberbe, inválido, en una silla de ruedas empujado por el familiar de turno, reflejado en su cara la tristeza. A una señora andando con dificultad ayudada por su bastón y con un brazo en cabestrillo. Ves en la televisión a Irene Villa, una joven con cara de alegría porque va a ser madre, todas las futuras madres lo hacen, pero, esta es excepcional entre todas ellas, le falta una pierna completa y con una herida incurable, fruto del terrorismo y la otra pierna también con alguna mutilación, anda con dificultad con la ayuda de la ortopedia y tiene la mayor ilusión de vivir como la que más en esta vida, porque ha rehecho su vida y espera un hijo para colmar el amor con su marido. Y sigue luchando contra el terrorismo abiertamente en una asociación, sin miedo a esos asesinos de la ETA que no prescribe, aquellos que pusieron la bomba lapa en los bajos del coche a su madre y ella. Y tú, sigues observando a cientos de los llamados sin techo, con sus carencias y dificultades para seguir viviendo aunque sea en la más rotunda pobreza.

Viendo y viviendo todo esto piensas, que ese día que te levantas lleno de tristeza de pronto, cambia totalmente tu ánimo y te encuentras más alegre que unas castañuelas, sintiendo que eres la persona más feliz de esta bendita tierra. Con otro punto de vista ves pasar a la gente y auguras su felicidad y percibes que ya no estás triste. Por eso digo que a veces tu tristeza se cambia por felicidad.

Pobre de ti, si tu mente no ve más allá que los problemas y la tristeza de haber nacido con el signo de la desgracia, augurando falsamente tu infelicidad, tus enfermedades, tu triste soledad…

No hay arma más poderosa que tu mente, si por ella te dejas arrastrar ella te vencerá. Te hará ver cosas inexistentes, implacables, poderosas y te llevará al precipicio si tú no eres capaz de controlarla. Escúchame:  optimista; todos tenemos la felicidad en nuestras manos, no la dejes escapar.
                                                              JUMECO
                                                                            

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