Va azuzando el pastor
el ganado hacia la montaña,
el zurrón que lleva al hombro
la comida que le llegue al alba.
Esquilones llevan los bueyes
que encabezan la manada,
conocen bien el camino
de tantos días pateada.
No todos en el pueblo
son pastores de manadas,
también hay otros pastores
de la Iglesia que cuidan
a los hombres y a sus almas
Las campanas de la iglesia
con su tañido claro
anuncian con su sonar
la hora de los oficios
que comienza su prelado.
Unos asisten por gusto
otros van obligados,
el médico, boticario y municipales
se sientan en la primera fila
con todas las autoridades.
Los domingos el Señor Cura
no deja trabajar a los
del pueblo,
tienen que asistir a misa
y descansar en casa luego.
Los más trabajadores
siempre tienen que hacer,
a limpiar las cuadras
o dar al ganado que comer.
Así transcurre la vida en los pueblos
en la mayor parte del hemisferio,
siguen naciendo criaturas
y llenando de muertos los cementerios
Y mientras lo podamos contar
esta es una señal de vida,
que para evitar la muerte
aún no se ha inventado medicina.
JUMECO
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