Ha muerto el cuerpo,
pero
no para ti el alma,
de
cada una de tus lágrimas.
Ha
muerto la carne,
la
que se pudre en la tierra,
mi
ser por ti sigue vivo,
con
intensidad eterna.
HA
muerto la esperanza
de
tanto que esperábamos,
pero
la ilusión está entera,
porque
nos seguimos amando.
Ha
muerto nuestro futuro,
que
con tanta ilusión labramos,
el
amor nunca muere que,
con
tanta fuerza plantamos.
Ha
muerto nuestro destino
y nosotros moriremos sin remedio;
yo
te espero mi amor
en
este lugar, en el cementerio.
JUMECO
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