Escondida en un rincón
sumida en sus pensamientos,
estaba la niña inclusera
llorando por su descubrimiento.
Se lo dijo su hermana mayor
que desde ahora era“ hermanastra”,
ante este gran desprecio
ella le pegó una bofetada.
¡Se lo diré a papá y que
te lleve otra vez a al inclusa!,
¡Eso no lo hagas hermanita
y por ello no seas injusta!.
Ella siempre fue humilde
ella fue siempre obediente,
pero ahora estaba muy preocupada
por no ser de aquella familia descendiente.
¿Qué haría otra vez en la inclusa
si no conocí a otra madre
que tanto me quisiera
Pobre niña que nació sin madre,
sin madre que la quisiera,
que para abandonar a una hija
no lo haría por muy pobre que fuera.
Existe un Todopoderoso
con una Ley que todo lo juzga,
premiara a los bondadosos
y castigará al que no la cumpla.
De ello si estoy seguro
que habrá un juicio del bien y del mal
y allí todos rendiremos cuentas, en el que nuestras faltas,
tendremos que purgar
JUMECO
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