Me desperté con frío por aquel sueño,
mi cuerpo reaccionaba tiritando.
Poco
a poco las ideas se iban formando.
Empecé a ver la composición de aquel sueño
que en mi mente bullía, sin yo percatarme
que la realidad de mí no pendía.
Sospeché de repente, la posible
solución a mis dudas. ¿Qué pasaría
si juntase la bondad con la hermosura?
Ahí llegaron mis sospechas
de lo que realmente pasaría.
Tendríamos a la hermosura
vanidosa como siempre fue.
En cambio la bondad siempre
es sabido, por su condición de ser,
que nunca desprecia buenas conclusiones.
Por eso viene mi confusión y
las considero desacordes.
Si a una la corroe la vanidad,
a la otra no se la puede quitar razones.
He aquí un despertar y su dilema.
Pensamos que todo llegue a buen fin
y veces sucede, que por ser polos opuestos
no tengan fácil solución.
JUMECO
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