ORACIÓN
Nunca conocí la gloria,
en cambio sí el desatino,
mi vida sigue buscando la luz
a través de angostos caminos.
SEÑOR, ¿Qué esperáis de mí
que no supe imitaros?,
no me llegó vuestra luz
que por ti, yo fui invitado.
Enaltezco tu grandiosidad
en el mundo de los vivos,
en el juicio final
serán poco los escogidos.
Espero de tu indulgencia
los improperios a ti cometidos,
convencido y redimido
como un pecador arrepentido.
El aura de tu aliento me llega
a mis cinco sentidos,
te pido que me des SEÑOR
un soplo divino.
Con preces
y con amor,
espero que perdones
a este pecador.
JUMECO
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