jueves, 7 de mayo de 2015

LA FLOR Y LA CLAVELLINA


LA FLOR Y LA CLAVELLINA. 

Paseando por el parque, oí a una flor silvestre lamentarse de su estancia
en un jardín plantado por el hombre.

-¿Cómo estoy en estos suelos, cuando no pertenezco a esta estirpe
 que merodean los humanos?


Una rosa clavellina de lucidos terciopelos,
que se contoneaba como una bailarina meciéndose
 por la dulce brisa la requirió:

 

-¡Orgullosa tendrías que estar de encontrarte entre las rosas,
 cuando tu vestimenta no es de jardín y,
te encuentras tan opulenta! para nuestra vergüenza.

 

-¡No! ¡No!. Estás equivocada rosa encantadora.
Yo nací en libertad y no en la opulencia.
No necesito cuidados de jardineros, ni plantaciones de semillas,
 ni abonos que me sostengan.
Sólo necesito que en la primavera haga que el viento
disperse mis esporas y,
 me lleve a otros lugares donde se fertilice mi estirpe rama.

 
La rosa se quedó en silencio por tan magna conclusión y,
 pensó que mejor callada hallaría solución. 

Insistió la flor ante su inefable mutismo:

Tu desdicha está en tus genes que son de laboratorio.
Tu nacer es artificial en semilleros  
con semillas enlatadas.
Al contrario que el mío;
es tan natural que nunca cambiamos de colores
y nacemos sin ningún cuidado.
Sois como niños prematuros que sino maman se mueren.

La naturaleza siempre ha existido en el universo desde que es mundo es mundo y nunca ha requerido cuidados. Ahora lo natural está desapareciendo porque la tierra la estamos envenenando.
                                                    JUMECO

 

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