Únicos
testigos de mis lágrimas
fueron las flores de aquella campiña
la
tristeza invadió su verdor
rompiendo
el alma mía.
Furtivas
gotas de rocío
esperando
la aurora, suspicaz,
espero
con impaciencia
indolente,
en lluvia fugaz
Surge
de entre las nubes
una
esperanza altiva
que
reconforta mi ánimo
y
sorprende mi actitud.
El
cansancio altera mis neuronas
tal
vez enoje mis pensamientos,
o
quizá ensalce mi amor
por
aquello que no conseguí.
La
mañana iluminada de rayos,
hacen
brillar de chispas el arroyo
con
su unísono susurro,
con
dulce meditar, busco el apoyo.
El
día trae nuevas esperanzas,
veo
el mundo incomparable.
Ensimismado
recuerdo el pasado
y
el futuro deseo sea inmejorable.
Centro
la mente en lo desconocido
hacia
la salvación de mi amor.
No
recapacito de lo perjuicios
que
la nueva vida me traerá.
Y
así mientras abandono la campiña
que
la última noche me vio llorar,
henchido
mi corazón camino seguro
olvidando
los guijarros de mi dolor.
JUMECO
No hay comentarios:
Publicar un comentario