Esa fue mi perdición

                                                                

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Bajo un entristecido sol

corría la tarde fría

deambulando por las calles

de mí, solo un pensamiento pendía.

Fui palomo y, aún advertido

de mi presagiada desgracia,

me cegó su belleza, su astucia

o tal vez su raza.

Fue bonito mientras duró

su fingido amor,

mas yo nunca la falté,

lo juro por mi honor.

Aquel idilio pronto terminó,

para mí quedó frustrado,

calculado y realizado

con un amor de imitación.

Ahora tengo la desgracia

de pasar ante la sociedad

y enfrentarme al gran jurado

que dictará mi soledad.

El fruto nacido de este amor

es lo que  más siente mi corazón;

que no sólo ha sido una desgracia

sino que han sido dos.

Mi corazón está hecho pedazos,

mis sentimientos desvarían

cada día mas y, si Dios no lo remedia

estaré así hasta mi final.

Que Dios juzgue a los humanos,

a Dios pido su perdón

que la quise con locura

Y ESA FUE MI PERDICIÓN

                        

                                       JUMECO